Entonces érase un verdugo destrozando con un hacha inmensa, dotada de bravura y fuerza, ese recuerdo tan chiquito que tenías dentro, muy adentro, tan adentro que no pudo encontrarlo...hasta ahora...Fue cuando ese uno tangible, se multiplicó en muchos pedazos chiquititos que disolvieron en parte, aquello que celosamente guardabas de la vista de aquel enemigo con cara de ángel, aquello tan puro, para esa furiosa mirada, que tembló al desaparecer e hizo tu corazón tremer, aunque sin permitirte reconocer la pieza preciada que se dejaba caer.
-¿Notará usted la diferencia al abrir el cajón de sus recuerdos?...¿Identificará a esa mano que con malsana intención destruyó parte de su interior?-
-Aquel asesino de recuerdos comprendió, que ese pedazo suyo, muchas veces le inspiró, notó que aprendió palabras suyas, notó que las comprendió bien, notó que las siente en el alma sin querer...se dió cuenta y decidió salir a buscar su arma mientras volteaste, lo arranchó de tu ser y sin piedad lo borró de aquí-
-Pero, si oyes con cuidado, aún susurra, dejó una huella que puedes escuchar, olores que podrás mirar, sabores que podrás tocar...Entra de puntillas...toma lo que queda y vuélvelo a guardar...-