LA VUELTITA VERDE...

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domingo, 7 de septiembre de 2008

EL TREN INESPERADO

Y era el límite entre el gusto que se siente por la forma de ser de alguien y aquel que genera atracción y deseo. Eran dos personas distintas, lejanas, diferentes, que aunque pudieron una vez charlar sentados frente a frente, desearon conocerse más al conversar sentados con los cuerpos muy, muy distantes y las miradas dirigidas a rumbos diferentes.

Ambos con compañía, ambos encantándose, los cuatro quizás queriendo quererse toda la vida. Ella, emocionada al encontrarle y pasmada ante las frases que Él algunas veces decía, contándose cosas personales, íntimas y hasta cosas tontas que terminaban en sonrisas y frases locas, que arrancaban mas de una risa y quizás una carcajada.

Al encontrarse una vez, ya cara a cara, se dejaron llevar por sentires indescriptibles que acarrearon por deseo mutuo, ganas de aguantar la respiración en un túnel, ciegos y con abrazos delicados, juegos calmados, miradas y palabras silenciosas, besos cortos, besos largos, asustados y atrevidos. Todos, todos, momentos indelebles para ambos, sueños y proyecciones que Ella, en un momento prefirió ahuyentar, y Él, aunque a veces rendirse quería, un hilillo de esperanza o que sería, le hacía insistir.

Bajaban las armas al verse envueltos y se dejaban llevar por sus cuerpos y un sin fin de sentimientos incomprensibles por la razón, volvían al túnel, ciegos, con los relojes atascados, y sus manos con lápiz y papel sobre el pecho, escribiendo páginas y páginas de una historia que pocos conocían, relatos acusados por sus actos y negados si es que resaltaban las líneas escritas en letra cursiva o entre comillas.

-¿Qué harías si te besara?-le dijo Ella un día
-Te besaría también- respondió Él

Ambos, sin decirlo, desde ya comenzaron a aguantar la respiración y pedir su deseo, mientras el tren inesperado los llevaba a través del túnel, ajenos a todo mundo que no fuera el suyo, esperando que alumbre la luz para poder verse de nuevo, reconocer y recordar sus rostros, los rostros de las personas de al lado, y forjar, si es que les era posible a ambos, un solo sendero.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

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...Eres como esa idea que estira sus alas y surca los cielos jugando con las nubes y el viento...
Como una sonrisa interminable que se intercala con carcajadas y un desesperado desprendimiento palpitante del pecho...
Como la luz destellante de los ojos al ver estallar gotas bailarinas del cielo mezclándose con rayos amarillos de sol que forman cintas de siete colores en el firmamento...